A los pies del Mauco,
Desde el sagrado Aconcagua desciende un río que besa un valle verde y fértil que deja asomar algunos caballos, vacas y aves diversas. Garzas grises y blancas se observan en la desembocadura que termina con el mundo industrializado, ese consumidor de naturaleza bella que nos deja un recuerdo pasado de moda de los 70, cuando se quería industrializar todo sin medir la huella ecológica.
Me sorprende la Tierra, y sus seres que sobreviven con tanta hostilidad. Se observan plantas fuertes y resistentes a todo.
No será demasiado, si quiera pensar en una Termoeléctrica aquí. No hay conciencia de las personas que han sufrido en toda la zona, el ejemplo de Ventanas en la salud del pueblito de la Greda, Horcón o Puchuncaví.
Sueño con la Enap y la veo como un museo abierto al público del futuro, como recuerdo de huella ecológica, seguramente en pocos años la misma naturaleza se encargaría de decorar con sus amorosas plantas trepadoras mostrando el verde que siempre fue.
Por qué las autoridades no comprenden la necesidad mayor que existe para preservar estos lugares, la necesidad de nuestras generaciones jóvenes, para sólo estar allí y poder ver un lindo atardecer en medio de la Naturaleza milenaria.
Las urbes se saturan cada vez más, y los edificios se multiplican por todas partes. Algunos observan un sitio pelado con buena vista, otros ven un santuario de naturaleza porque en ella habita una flora de especies endémicas.
La Naturaleza se ve cada vez menos y donde los ojos la ven por dinero, otros respiran salud, espiritualidad, paz…¿qué es más importante?
Con un poquito de agua y la tierra florece a tus pies…
Gracias Mauco!
… a tus pies.