
La Nea está viajando desde hace más de 5 años. SI tienes suerte, te la encuentras en el MNS, perfectamente puede decirte que te escribe desde una montaña perdida en Nepal, o en un lago de una selva inombrable en Guatemala. Cuando viene a Chile, sólo lo sé porque resulta que conozco a alguien que me la nombra. Lo extraño es que la gente que la conoce, se me aparece en un café del cerro Alegre en Valparaíso, o en el Cajón del Maipo, como me ocurrió este año. Me sorprenden los viajeros, son tan libres. ALguna vez, yo también me sentí viajera. Convertirte en un niño, que descubre por primavera vez un lugar, observa los colores, aromas, animales extraños...están siempre en el presente.Quizás, por eso desaparecen de nuestras memorias, estamos tan distraidos de las cuentas, la rutina en general, que nos olvidamos de donde estamos. A veces, miro por mi balcón y veo un grupo de gringos fotografiando a la Julieta (mi gatita). Y es que este cerro Alegre se está haciendo muy atractivo para los turistas. Entonce, yo les observo, como esas viejitas que piensan que no pueden ser divisadas detrás de sus cortinas. Sus rostros son muy relajados, y todo les gusta. Los vez de rodillas en el suelo sacándole fotos a una animita del camino, esas con flores de plástico. Después se sientan a conversar en una esquina mirando a lo lejos la Bahía de Valpo. Gracias a Dios que me di cuenta de esta rutina, y cuando voy a comprar pan, intento seguir distintas rutas, así, trato de sentir como si fuera la primeva vez que estoy en ese lugar.¡Buen Viaje Nea!
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