Friday, November 25, 2005

Julieta meditando

La Juieta es mi gata de un año. Siempre la encuentro sentada en mi safu. Lo ha tomado por costumbre, creo que se siente protegida en ese lugar. En la tradición zen los seguidores saludan a este cojín antes de realizar un sazen o meditación. Para ellos es sagrado, y parece, que para mi gata también...

Siento que los seres humanos nos volvemos tan complejos. EL mismo lenguaje, a veces, somos tan poco precisos para expresarnos o simplemente no encontramos los conceptos adecuados. Los animales son simples. Un par de miaus para salir y otro laaargo y lánguido para que los dejes entrar.
Siempre discutía con mis profesores de filosofía, que hablaban sobre la libertad del ser humano, condición que los hacía superiores frente a las otras criaturas, porque eran capaces de optar y pensar y de esta forma se distanciaban del puro instinto que movía al reino animal. Las abejas trabajan sin cesar, consiguiendo comida para su reina, van de flor en flor, recolectando el polen. El oso caza para comer y duerme en el invierno. No se les puede imputar con hechos antiéticos porque son animales y siguen su instinto.
Entonces me sentía frente a una serie de situaciones en mi vida donde tenía que optar, y me equivocaba al tomar decisiones, y sufría por equivocarme, siendo muy exigente conmigo misma y para los demás. Les decía ojalá fuera hormiga y no tener que tomar tantas decisiones...
Ahora sé que ser ser humano es una maravillosa oportunidad para crecer espiritualmente. Que mi vida se vuelve más intersante después de levantarme de una caída. Sin embargo, mi gata Julieta, la que le gusta mi safú, le encanta cuando hago yoga y me mira casi vigilante a ver si hago las asanas correctamente. Ella elige estar conmigo, en vez de salir con otros gatos...algo hay detrás de ella y no sólo es instinto.

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