Wednesday, November 09, 2005

SANACION EN EL SUR DE CHILE


Ojalá pudiera revivir la sensación de caminar entre bosques de Alerce, pisando raíces milenarias de ancianos inmensos que se perdían en el cielo. Si existen las hadas, estoy segura que abundan en los bosques de la carretera austral. El sonido constante de cursos de agua rodeando los parques, hacen pensar que la vida es tan armónica por sí sola. La presencia casi torpe del ser humano simplemente no le va. Lamentablemente la basura de algunos ignorantes nos recuerda constantemente la desarmonía que provocamos en el medio ambiente.
Es curioso el otro día alguien me decía que era una ecologista fundamentalista. Simplemente creo que la belleza de la naturaleza por sí sola es suficiente y no necesita de nadie para estar mejor, a no ser que la cuiden o protejan. Crear espacios donde ella y el ser humano puedan convivir en equilibrio se hace una realidad cada vez más difícil. Desde mis cerros de Valparaíso, la única naturaleza que veo es el horizonte donde se junta el mar con el cielo. Mis vecinos viven tan cerca de mí que los conozco a casi todos, los italianos, la señora Olivia en fin, la vida de barrio me encanta y agradezco que estemos todos juntitos aquí, así dejo más espacio en otro sitio para el desarrollo de bosques.

Visitarlos es una bendición, todo tan verde, el aire tan limpio, los sonidos tan armoniosos; el arroyo, las aves, animales extraños o mi respiración en constante suspiro. Como un masaje para el corazón, la carretera austral me entregó su belleza… ¡ mil Gracias!

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