Thursday, September 14, 2006

El Apego al Yoga




Cuando me preguntan sobre la práctica personal, me apasiona muchísimo el tema y he descubierto que he comenzado a crear cierto apego inconciente. Apego quizás, en el buen sentido, puesto que uno de los objetivos del yoga es justamente liberar la mente de ellos. ¿Podríamos estar hablando, entonces de un buen apego? No lo sé.

Si pienso en los diversos aspectos del yoga al cual le tengo apego, podría decir que le tengo apego a lo que produce en mi estado mental y en mi estado físico, me calma la ansiedad, me equilibra el sistema nervioso, me vuelve más tranquila. Físicamente me vuelve más vital.

Con mi embarazo y la imposibilidad de dar clases en estas últimas semanas, he visto partir a muchos alumnos, con cierta nostalgia, y también, con mucho orgullo. Muchos se han ido por diversas razones, horarios, flojera, instructores, viajes o por dinero. SIn embargo, aquellos alumnos, que han perseverado en su práctica, son aquellos que no han dependido de nada y de nadie para seguir avanzando. Su práctica se hace fuerte y madura. Han comprendido que la práctica del Yoga es una experiencia única y personal. quizás puedes imaginar que para el compañero que tienes al lado existe un sentimineto parecido, sin embargo, es siempre diferente, porque es una experiencia muy interna y espiritual imposible de "transferir". Es una concección con el ser sagrado que habita en nuestro corazón, y creo que es una experiencia que no se puede compartir en otros planos de la existencia. Se escapa a las palabras por lo tanto el hecho de comentarla pierde el encanto. Es un regalo personal, para cada uno.
Para muchos, este sentido suena muy egoísta, sin embargo, no se está viendo con sabiduría, puesto que de la práctica nacen otras cosas, en otros planos de la existencia que benefician a todos los seres. Este aspecto se demuestra simplemente siendo más bondadosos con el próximo o más compasivos, y esto se aleja mucho del egoísmo, es más, se acerca al amor a la humanidad.
Cuando practicamos con desconocidos, mi sentimientos hacia el exterior,(que no debieran aparecer en una práctica concentrada...) se vuelve muy imparcial; son seres igual que yo, buscando el modo de ser felices en esta vida. No necesito saber sus nombres, que hacen los fines de semana, a quien aman u odian. Están ahí; sudando, sufriendo o alegrándose como yo.
En este tiempo, mi práctica ha tomado un movimiento en cámara lenta, con 12 kilos extra sobre mis piernas, mi lumbar exigida por el peso del vientre, mi respiración se vuelve lo más importante, me da la energía, la claridad mental y la extrema sensibilidad que necesito con este nuevo ser que vendrá al mundo, él se une tiernamente a este movimiento o danza cósmica de mi cuerpo transformado en madre. Mi apego crece cuando me doy cuenta que el Yoga ha ayudado a este estado de espera y de infinita paciencia de luchas y pérdidas mentales. Sí, debo confesar que mi apego al Yoga es grande y agradecido.

Namaste




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