
Las cartas del olvido…
Cuando la red se detiene y nos dejan desconectados…nos abriros al presente que esta quieto y vivo…ahora. Afuera el puerto se cubre con neblina que sólo deja ver las grúas fantasmas que se asoman entre la espumosa bruma, gris, fría tan fría que se congelan los pensamientos. En mi cueva sumergida desde este Cerro Alegre, viendo a las palomas hacer círculos en el cielo, todas al unísono siguiendo a la líder o el líder. EL fondo gris comienza a tomar forma, los brillos se oscurecen, lo oscuro se aclara. Se mueve todo con armonía divina….todo parece estar en su perfecto momento.
Quisiera no apegarme tanto a lo placentero, la vida no siempre es placer, al contrario, es dureza y sufrimiento, de todo tipo. Sin embargo, hasta en esos momentos, si logramos tener fe, la luz siempre aparece.
Ayer veía a Ingrid Betancourt, seis años alejada de la civilización. Todas las privaciones por las que pasó la hacían verse como una maestra espiritual, su encuentro divino en la selva se le escapa por los poros. EL reencuentro con los suyos, con la familia….
Por qué los karmas, qué enseñanzas son las relaciones humanas…mi hijo amado, a veces, suspiramos cuando estamos regaloneando abrazaditos, sus manos regordetas me aprietan el cuello y me da un jugoso beso en el ojo…..no me imagino el dolor de dejar de verle por 6 años como lo hizo Ingrid, pensando incluso que jamás volvería a estar con él.
La gente que lidia con la muerte todos los días se hace más fuerte y sabia porque no tiene nada que perder.
¡Grande Ingrid!
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