A veces, mal interpretamos el concepto de sufrimiento que explican los budistas. Nos imaginamos a un grupo de personas amargadas y tristes.
Sin embargo, muy por el contrario, existen pueblos como los tibetanos, quienes siempre reflejan una sonrisa honesta, del corazón.
Como primera verdad noble, la vida es sufrimiento o más bien en la vida hay sufrimiento. Muchos se quedan con esta afirmación que se rechaza quizás, a primera instancia, sin embargo, lo que viene después es lo importante, porque podemos escapar al sufrimiento.
1 Toda existencia es sufrimiento (duḥkha).
2 El origen del sufrimiento es el anhelo (o deseo, sed, "tanhā")
3 El sufrimiento puede extinguirse, extinguiendo su causa.
Para extinguir la causa del sufrimiento, debemos seguir el Noble camino óctuple.
A propósito de tibetanos, quedé encantada con el blogeo de una mochilera aventurera que se llama Anushka, en minube.com. , y su experiencia en el pueblo indio que da refugio al Dalai Lama y su gente.
Dice…
"Llegué a Mcleo a media mañana, y la gente..."
Llegué a Mcleo a media mañana, y la gente andaba de un lado a otro entre puestecillos de ropa y tiendas varias de cacharrería que agolpaban sus productos frente a las pequeñas fachadas de los locales también pequeños. La calle era estrecha y estaba mal asfaltada, la gente (en su mayoría tibetanos), iban y venían calle arriba y calle abajo; los monjes tibetanos iluminaban las calles con sus trajes carmesí, al igual que las mujeres Indias con sus bellos y coloridos saris, los artesanos se veían laborando en sus faenas, algún que otro mendigo hacía sus peticiones siempre con una sonrisa de vuelta (con o sin la generosidad en el receptor de la misma). No sabía dónde dirigirme, intenté contactar con mis amigos y como no fue posible, me metí a tomar un té y soltar la mochila en el primer local que encontré a mi paso. El sitio estaba vacío, era un localito que en la planta calle solo tenía una barra y una puerta que parecía conducir a la cocina, las mesas estaban en la planta superior. Dejé abajo la mochila (que ya venía medio vacía, porque en Delhi descubrir que es absurdo traer ropa a India, aquí puedes comprar lo que necesites tirado de precio, y es ropa muy cómoda, diferente, mola; si acabas comprándola para llevártela, mejor traer la maleta con lo básico y llevársela llena de recuerdos y regalos). Me senté a reposar un rato mi sobreexcitación por el largo viaje, por la emoción del descubrimiento; y mientras estaba allí sola, contemplando mis pensamientos, un joven tibetano me preguntó si se podía sentar a mi lado; estuvimos charlando un rato y recibí allí mismo mi primera lección gratis de filosofía tibetana (de alguien que vivía en el mismo y a la par distinto mundo que yo). Me dijo que era de Tíbet, pero que no podía vivir allí por el problema de la ocupación China, por lo que (como muchos de sus compatriotas), estaba exiliado allí, en Dharamsala. Sin embargo había regresado varias veces a su país;-“no muchas”,- me dijo.-“El viaje es muy largo”. ¿Muy largo?-pregunté yo,-no lo parece, ¿cuántos días son en coche?-. -“En coche?- se sorprendió con una medio sonrisa dibujada en la boca.-No, nosotros hacemos el viaje a pie, yo ya he ido 3 veces, una de ellas con mi hija pequeña. Es un viaje muy hermoso, a pie por las montañas, es duro, pero el viaje vale la pena, enfrentarse sólo a la montaña, enfrentarse a uno mismo, a los miedos, a los malos momentos; es un gran aprendizaje-. -30 días de viaje?-me sorprendió la ligereza con la que lo decía-¿ y no te estresa hacer un viaje tan pesado para llegar a ver a los tuyos, para volver a ver tu casa?-. -Estresar?, No te comprendo-me dijo como si aquella palabra le sonase a chino (nunca mejor dicho);-Lo bonito del viaje, es el viaje en sí. Tantos días solo por la montaña, sobreviviendo con lo mínimo y disfrutando la experiencia del hombre solo en la naturaleza; el viaje es una gran aventura, ¿porqué querría perdérmela haciendo el viaje en coche si solo son 30 días a pie?-. No entiendo muy bien eso del estrés- seguía diciéndome su expresión, descubrí en ese instante dos cosas con aquel hombre, la primera que el término “estrés” es algo propio de nuestro sistema( no que en otras partes del mundo no se estresen en ciertas situaciones; sino que en nuestro lado del mundo es algo tan recurrente y presente como el “comer”, es un estado que hemos aceptado dentro de lo “normal”, siendo en realidad un estado excepcional , un estado de alerta al que llegamos en occidente con demasiada frecuencia. Y en segundo lugar , tomé consciencia de la diferencia entre ir de vacaciones y viajar. Un poco más tranquila y un poquito más sabia, decidí dejar la mochila en aquel lugar (que parecía tranquilo) y salir en busca de mis amigos y a conocer un poco más el lugar; me resultó muy chocante contemplar la sonrisa imborrable en los labios de esta gente, la mayoría de vida muy sencilla, el resto muy pobres(muchos casos entre éstos, han sufrido amputaciones por congelaciones en los viajes a través de los Himalaya), gente que parece tan pobre, en el fondo es mucho más rica que nosotros, lo vi en sus sonrisas y lo leí en sus ojos(quizás por eso el lugar me ha enganchado, este país ofrece enseñanzas impagables que a veces son dulces, dulcísimas y a veces amargan; el ver mero hecho de ver el mundo y al hombre con otro prisma, con otras raíces culturales tan distintas a las occidentales, y en el caso de India, tan espirituales a la vez, que hacen que un viaje sea impactante de verdad (claro, todo esto es solamente un punto de vista, el de alguien que añadió nuevos colores a los cristales tras los que contemplo el mundo.
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por Anushka
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