Monday, August 08, 2005

YOGA




Cuando concocí el Yoga nunca me imaginé que existía algo más que una agradable enlongación. Mi primer contacto fue un grupo de personas que se juntaban en la casa de una maestra a practicarlo. Cuando llegué me hicieron una especie de entrevista y parece que les agradé y me invitaron de inmediato a hacer una clase. Era un lugar con incienso, velas, flores y Maestros hindúes. Me sentí cómoda e inspirada, había pasado por momentos de mucho stress en mi vida y mis nervios estaban muy alterados, cuando sólo tenía 24 años.
La primera clase fue como reencontrarme con algo que , sin saber, siempre me gustaba hacer. Me enlogo desde que tengo memoria, tengo una foto a los 2 años y medio haciendo Adho Mukka Svanasana (postura del perro). Sin embargo, el Yoga tenía algo más...

Sé que es muy complicado hablar de espiritualidad, sin embargo, esta disciplina tan milenaria logró conectarme con algo dentro que tenía muy abandonado. A todos quienes empiezan a conocer el Yoga les llega por algún atractivo en especial. Algunos por el cuerpo bonito que te pueda dar el Ashtanga, o la perfecciones de las líneas de Iyengar. A mí, me ayudó a controlar mi mal genio y mis ansiedades. Fue además, mi primer contacto con la meditación.
Mi madre en ese tiempo temía que el Yoga fuera una secta oscura donde me perdería para siempre. Entonces me encargaba de ir a escondidas sin que mis padres se enteraran.
Sin embargo, mi amada madre con su instinto inigualable, se dio cuenta que yo andaba mu feliz y muy tranquila, estados que no eran mi cualidad.
Después de 8 años, mi madre es una fanática del yoga, sus terribles índices de colesterol ya no existen y a sus 63 años su estado físico es admirable.

INDIA
Desde pequeña tuve una atracción muy grande con la India. El país de seres sagrados que se quedó en el tiempo. Bueno, la definición era bastante acertada. Siempre supe que iría. Estuve largos meses en Londres trabajando en bares y cuidando ancianos para ahorrar dinero en libras y así viajar holgadamente por India, Nepal y todo lo que se fuera abriendo en el cemino. Un tiempo donde era muy libre, sin apegos de Tierra firme, más bien apegos a la aventura, donde viajar sin itinerarios organizados era un lema.

Cuando llegué a India no busque el Yoga de inmediato, pero siempre me topé con personas que practicaban una disciplina más bien cercana al Sivananda. Les preguntaba a los maestros, y siempre me respondían que eran de esa escuela. Sin embargo, el yoga de un pequeño ashram (sitio donde habita un maestro y alumnos o discípulos donde oran, meditan y hacen yoga colaborando en las actividades de una pequeña comunidad), el yoga no tiene apellidos, se ríen de las calificaciones del yoga moderno. Son seres muy espirituales y su hermosa Madre tenía una sonrisa de angel.
Siempre miro con agradecimiento mi contacto con esa Madre, pues murió hace dos años, ella era muy amada por sus más cercanos. Algunos creen que hasta el día de hoy, ella siempre escucha a tus plegarias,a veces, se aparece en los sueños sonriendo y bendiciendo.


YOGA EN GIMNASIOS
Cuando viajo a Santiago, cada vez más me sorprende la cantidad de publicidad ofreciendo clases de Yoga, con gimnastas bellas haciendo asanas en sus mallas sobre los matt de goma. Me da alegría que esté llegando a las personas cada vez más, con sus reconocidos beneficios terapéticos. Sin embargo, detrás de esas agradables imágenes también existe una tradición antigua, con filosofía de vida, con oraciones a la Divinidad y con respeto de altar. El yoga es una disciplina milenaria que apunta a tres objetivos principalmente, al cuerpo, la mente y al espiíritu. No debiera ofrecer sólo de lo uno y de lo otro. Recordemos que el Yoga siginfica unión.
La mente descansa mucho a través de la concentración que te demanda el Yoga, como es la respiración, dristis o el control de los bandas. Muchos maestros explican que trae a los sentidos al momento presente, que es una meditación en movimiento. Para mí, es un fluido de respiración, movimiento y corazón, como una "danza quieta" que cada día amo más.

1 comment:

Magdalena Weinstein said...

Amiga, gracias, me robas las palabras del corazon, jajaja. No importa que muchos confundan a los maestros con las ensenanzas, y le den apellido a lo que no tiene nombre, mientras todo esto sucede, en el desierto crecen las flores.